lunes, 13 de diciembre de 2010

Aunque el diario no hable de eso…


María Albertina
Vivo de las sobras. Consumo las noticias que otros ya vieron, razonaron y sometieron a disección hasta convertirlas en una verdad deforme.
Para cuando llego a casa, después de trabajar ocho horas seguidas y pasar en clase gran parte de la tarde, sólo tengo a disposición noticias masticadas.
Lo que para el mundo fue primicia que nació, tomó forma y finalmente se develó, a mi se me aparece como demonio de cinco cabezas, donde la cara depende del canal que sintonice.
Igual, estoy convencida que la noticia del día es la que no se dice. Habrá excepciones, pero casi siempre lo que de verdad importa no llega a la agenda de los grandes medios. O es prohibida, como en este caso.

 
María Carolina
Parecía que iba a ser un día más en la oficina. Un día calcado a otros, con las mismas discusiones e idéntica rutina laboral. Pero no.
La novedad corrió más rápido que nunca. En cinco minutos sabían desde el de la mesa de entradas y el telefonista, que están ubicados a la entrada del edificio, pasando por los chicos de la cocina y el director.
Hace al menos 15 años que Mariquita viene formando parte del personal de la oficina. Agradable, considerada con todo el mundo, simpática, buena gente. Nunca se le conoció un novio/amante/marido en su vida. Hasta hoy, que apenas entró largó la noticia que traía atrapada en su garganta:
-“Chicas, el viernes conocí un hombre. Es el hombre de mi vida… y les tengo que contar algo” –hizo una pausa, como tomando aliento para continuar hablando. Durante ese segundo, pensé que lo que había dicho ya era una noticia en sí misma. Pero no tuve mucho tiempo más para meditar, ya que el “nos vamos a casar” de Mariquita me interrumpió abruptamente. Nuestros gritos de alegría se sintieron en todo el edificio.
¿Será que a todas nos toca, alguna vez?


María del Pilar
Qué decepción, qué desolación, qué tristeza. Cuanta amargura. Preferiría haber vivido en la ignorancia antes de enterarme, y encima de una manera tan cruel. Estoy segura que la yegua de Bernarda me lo contó porque sabía cómo me iba a poner, una noticia así le baja la autoestima a cualquier mujer, sobre todo si hace años que estás sola en la vida….
No puede ser gay. Si cuando hacía los abdominales no sacaba los ojos de mi short. Me miraba fijo, levantaba mi ánimo con una caricia en el lugar ideal. Le encantaba charlar de moda y era la compañía ideal.
Yo ya tenía pensado tirarle un par de indirectas cuando venga para la rutina de esta semana. Decirle que la pasaba muy bien, que me encantaba hacer gimnasia con alguien tan interesante y masculino. Hasta estaba en mis planes invitarlo a cenar.
Pero la noticia llegó y es tan certera como que lo vieron en el bar a los arrumacos con otro tipo. Parece que estaban muy felices. El personal trainner había salido del closet, y mi corazón se derrumbó cual planes de love story con el musculoso.


María Guadalupe
Todos los mediodías, antes de servir los platos calientes a la mesa, mamá apagaba el televisor. Decía que si miraba el noticiero -tiros, sangre, muerte, corralito, piquete- después no podía hacer una buena digestión. O peor: quedaba inapetente.
Yo nunca estaba de acuerdo. Quería saber qué pasaba en ese mundo tan lejano que es Buenos Aires. Porque sí: los que vivimos en el interior nos desayunamos de noticias que no nos tocan: embotellamientos en calles por las que nunca anduvimos, lluvias que acá aún no llegaron o ya pasaron, escuelas tomadas que nos son las nuestras.
Pero en casa, el tele Philips se apagaba sin debate democrático. Pum, se hundía el botón y chau señal. Será por eso que las noticias del día para mi familia eran las que no salían publicadas en ningún lado. Hablamos de cosas chiquitas, de la vecina que ganó la quiniela, de la prueba de mañana, de lo caro que estaba el aceite, de la nona que había perdido los lentes. Ahora que lo pienso me doy cuenta que por eso quizá siempre me gustó tanto Eclipse de mar, de Sabina
En aquella casa, el diario, ni la tele, ni la radio, hablaba de lo más importante


María Julia
La noticia del día, hoy, era la misma de todos los días: muertes, choques, tragedias, vandalismo y un sin fin de sinónimos que hoy aparecían como portada; algunos optaban para enfatizarla mostrar algún muerto, un poco de sangre o lo que fuera necesario para generar que ese momento, se transforme en algo un poco más morboso.
Las noticias, cargadas de intenciones se me arrojan a la cara, me despiertan a veces, pero casi siempre me atacan en esos momentos en los que ilusa intento informarme.
Habrá sido eso lo que me impulsó, como trapecista a pegar el salto y con un envión apagar todo: radio, televisor y hasta celular.
Y sentarme al fin, para terminar de despertarme sin más que una taza de café, los pies estirados en la baranda del balcón y "El segundo sexo" de Simone

2 comentarios:

Anónimo dijo...

María Guadalupe, yo también quería saber que pasaba en ese lejano Buenos Aires...
Lindas noticias, Marías!
Julieta.

lady baires dijo...

Es como que las noticias indigestan.
Qué buena la noticia de Mariquita, después de 15 años de soledad.
En casa, con mis psdres, también se apagaba el televisor a la hora de la cena cuando estábamos todos en familia y conversábamos en forma amena sobre nuestros temas diarios. Qué épocas aquéllas!
M.del Pilar; no te arrepientas de haberte enterado, y a tiempo! como para no causarte daño.
Qué cosa que los homosexuales son agradables, correctos y encima lindos!

Marías, besos para todas!

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