domingo, 22 de agosto de 2010

Amor-dazadas


María Julia
¿Qué es el amor? me pregunté. Pero no el amor de una amistad o el amor que existe entre una madre y su hijo; sino el amor entre un hombre y una mujer. Ese amor que según mis amigas es el que todavía no encuentro.
Y para responderme dejé de lado mi feminismo y mi gusto por los hombres; e intenté sincerarme con este tema.
Porque realmente ¿qué es? Será ese cosquilleo que siento cuando la persona que me vuelve loca me besa el cuello, o justamente será esa sensación de volverme loca por alguien; será amor estar con alguien que además de pareja es amigo y compañero de vida; será amor los besos apasionados en el banco de una plaza o serán los besos rutinarios de una mañana cuando salimos al trabajo.
Porque ¿qué esperamos del amor cuando suspiramos por él?, esperamos un novio de esos que le pedimos a San Antonio, o esperamos pasión a flor de piel, también podemos esperar un compañero o alguien de quien sentirnos orgullosas porque además de buen amor, es querido por la familia.
O será que el amor es todo eso, sin tantas vueltas y pretensiones, con escasez en algunos aspectos y abundancias en otros. Sin rodeos, solo aquello que nos hace sentirnos un poco más completo.


María Albertina
Había leído suficientes novelas como para tener idea de la sensación de desamparo que –decían- provoca conocer al amor de tu vida, la media naranja, el dueño de tus suspiros. Pero en mis diecisiete años bien puestos no había conseguido sentirme así. Ni cerca. Los escasos noviecitos de ocasión (elegidos por mis amigas) sólo sirvieron para sacarme dudas respecto de cómo era un beso, qué se sentía que alguien te llame todos los días, etc. Lo único que conseguí, fue ahogarme de hartazgo frente a un extraño que me quitaba tiempo que podría haberlo dedicado a algo más interesante que tomarnos de las manitos y hablar de la vida de otros.
Ya entonces entendí que el romanticismo y yo no estábamos del mismo lado. Me soñé libre, mochilera, eterna desaliñada. Y entonces, una tarde de verano, me topé con un tipo intransigente y alegre que me desencasilló el futuro y me encadenó el corazón. La lucidez me alcanzó para darme cuenta que mientras yo quería dedicarme a la ayuda humanitaria, él soñaba con un ama de casa que cuidara de tres hijos bien prolijos y educados en colegios religiosos. Fue cuando supe que el amor no era cambiar por él, ni él por mi. Amor era aceptarlo lejos, viviendo su propio sueño.


María Carolina
La panza llena de mariposas (no por habérmelas comido) y un nerviosismo inusitado, fuera de lo común en mí. Pienso, pienso, pienso… le doy vueltas al asunto y no puedo sacar de mi cabeza esos pensamientos. Mi mente se ve asaltada por las mismas imágenes una y otra vez.
Imagino situaciones, posibles desenlaces. Modifico escenas que ya sucedieron. Estoy pendiente. Mariposas. Pensamientos. Nervios. La película que se desarrolla en mi cabeza. Bastante más abriboca que lo habitual.
Esos momentos en que conocí a alguien con el que se produjo cierta “química”, con el que coincidimos al menos en cuestiones coyunturales de la vida, me llené de algunos de esos síntomas. O de todos a la vez. Cuando el encuentro se produce, cuando no sabés cómo va a seguir (o si va a seguir), cuando tenés las fichas puestas, me surgieron veinte preguntas al mismo tiempo. “¿Le gustará el rock? ¿El cine francés? ¿Será muy estructurado? ¿Nos volveremos a ver?”
Y allí, en medio de la tormenta de interrogantes, rodeada de destellos de curiosidad y ansiedad, intento ser fuerte y negármelo a mí misma. Pero, inevitablemente, me nace el mayor de los misterios: ¿será amor?


María del Pilar
Yo sé que tengo un gran amor, el más genuino y el que va a durar toda la vida. El lazo eterno que me une a esa persona a la que parí con todas las letras y por la que vivo cada día. Ella es Huerto, mi hija preadolescente, con su carácter ciclotímico tan propio de su padre y los mil complejos heredados de su mamá.
Amo su risa cuando mira dibujos animados, y su bronca cuando le hago regalos en el día del niño. Intenta convencerme que ella no es más una nena, aunque sabe que esa batalla la tiene perdida. Si no hay nada más lindo que sentarla en mi falda y escuchar sus primeros desamores, o peinarla antes de que salga a tomar algo con sus amigas.
Algún día ella va a ser mamá y entenderá mi preocupación, mis miedos y mi felicidad constante. Mientras tanto, reniega de mis asomadas a la puerta cada vez que la pasan a buscar, de las preguntas acerca de su círculo de amigos, la reelectura a las carpetas de la escuela y la obsesión por la dieta sana:
Mamaaaaaaaaaa!!!!!- así de amoroso es su grito- nunca va a haber en esta heladera un paquete de salchichas??!!!
Huerto- respondo con paciencia- comete una ensalada de frutas que es más nutritiva y tiene menos calorías.
Al instante, escucho que la puerta de su dormitorio se cierra con fuerza, la música sube a todo volumen, y hasta mañana no nos hablamos.
“Así son los hijos”, pienso resignada mientras voy en el auto, buscando un puesto de panchos.


María Guadalupe
Mamá dice que Dios es amor. Mi maridito opina que me deje de joder con la cursilería. Susana, la almacenera de la esquina, lo resume en el mate con café con el que despierta a su hija todas las mañanas.
Yo me pongo romántica: el amor es una perilla que algo o alguien activa. Entonces la vida implota en el centro del pecho. Y la onda expansiva se vuelve río furioso, sin diques de contención, que nos arrastra a otras orillas... Pero no me funciona la poesía. Mi noción del amor me vuelve vulnerable. Me siento una mujer en riesgo de morir ahogada.

6 comentarios:

Lady dijo...

No sé si todavía soy capaz de esbozar una definición de qué es el amor, tal vez porque duela o tal vez porque piense que hay mucho más por descubrir. Pero me gusta la idea que plantea Maria Albertina: aceptar al otro, que sea feliz (y nosotras también). Pero si no es en conjunto (por el motivo que sea), aceptarlo así y seguir buscando.

Besos

Anónimo dijo...

"el amor es todo eso, sin tantas vueltas y pretensiones, con escasez en algunos aspectos y abundancias en otros". Una buena definición. Sí, María Julia, el amor entre un hombre y una mujer es todo eso, el cosquilleo, las mariposas en el estómago, la pasión, el compañerismo,los díalogos y los silencios, los besos apasionados y los rutinarios...

M. Albertina dijo...

Lady, no voy a decirte que la decisión fue fácil, pero de lo que estoy segura es de que fue la correcta. Gracias por acompañarnos!!! M. Albertina

Otras Marías dijo...

"Sin tantas vueltas" por sobre todo, no?
Gracias anónimo por seguirnos.
Besos
M.Julia

Anónimo dijo...

Es un tema sobre el que hay tantas definiciones como personas opinando.
Estuve enamorada una sola vez, y solo lo supe cuando me pasó... lo de antes no había sido amor, ni siquiera por el padre de mis hijos. No sé si uno se puede enamorar varias veces con la misma intensidad.
Y el amor será la suma de un montón de cosas, de ingredientes y de emociones, que hacen la diferencia.
Y que es el amor al otro, para mi es darle al otro lo que el otro necesita, no lo que nosotros creemos que necesita.

un beso

Anónimo dijo...

El amor es aquéllo que cuando aparece te vas a dar cuenta. Eso sí, debemos buscarlo.
Mientras tanto son meros proyectos, donde uno le pone el color y la música que desea, pero ésto es sólo conformismo, no es lo deseado.

Lindo tema y besos para todas.

Lady Baires

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