lunes, 30 de agosto de 2010

Moda con olor a naftalina


María Albertina
Las considero cruzadas del siglo veinte. Guerrillas que luchan contra hábitos perniciosos, contra modas estratégicamente encausadas para fines de lucro e implementadas a través de argumentos que rondan la estética y la practicidad.
Primero fueron las pinturas con plomo, que dejaban la pared de casa como living de revista. Después les tocó a los aerosoles, con su capacidad inherente de aumentar el agujero de ozono. Ahora, el turno es de las bolsas. Se trata de una declaración bélica contra el polietileno, el polipropileno y cualquier ileno que ande suelto y se atreva a portar manijas.
Siempre me llamó la atención que mi abuela lavara los vasitos de yogur o los tarros de mermelada, me llevó tiempo entender que lo hacía porque antes los envases (para cualquier cosa) eran difíciles de conseguir y hasta las galletitas se vendían sueltas. Crecí en la época donde llevar al mercado tu propia bolsa era ridículo, groncho, no-práctico. ¿Para qué molestarte si en el super te regalan bolsitas plásticas? La moda desactualizó los carritos y todos empezamos a sufrir de la espalda con tal de no romper el mandato.
Llevó casi dos décadas de concientización y una pérdida de recursos innumerable el hacer que esta moda, pase de moda. Pero todos hemos crecido y hoy, por suerte, cada vez somos más los gronchos orgullosos.


María Carolina
Llega una altura de la mes en la que, quiera o no, necesito ordenar mi ropero. No es que desborde de ropa, pero no sé que capacidad oculta tengo que en determinado momento, por más que doble la ropa con cuidado y la coloque en el lugar correspondiente, un día ya no tengo más espacio. Los pulloveres se reproducen, las camisas reciben visitas o los pantalones se ensanchan: algo sucede allí adentro que me hace tener que ordenar periódicamente.
En ese sacar/doblar/poner/cambiar de lugar, siempre me encuentro con algunas joyitas que sigo conservando, aunque el tiempo transcurra. Como ayer, que me encontré con ese lindo fuseau rojo, de tela tipo can-can, que usaba en mi adolescencia bajo el vestido bobo o los remerones gigantes. Esos que creo aún hoy me deben quedar grandes.
Pensé que alguna vez había salido a la calle con eso, en esa intento de comerme el mundo que tuve en mi adolescencia (¿Quién no?). Quizás hasta habré intentado conquistar algún chico. Si, de esos que ni me miraban…
Me recordé vestida así. “¡No sé como alguien habrá podido resistir el encanto de ese fuseau rojo!”, pensé mientras intentaba detener mi risa, incontenible, y seguía ordenando el resto del cajón.


María del Pilar
Soy una de las tantas no bendecidas por la naturaleza en tema capilar, del millón de mujeres que no tiene definido lacio o rulo. Mi pelo es crespo, rebelde y angustiosamente amorfo.
Es raro que lo use suelto, ni siquiera es digno de llevarlo en media cola. Una sola vez intenté plancharlo, pero quemé las puntas y lo arruiné aún más. Mi pelo es, de todo la estructura, lo que menos cuido. Estoy resignada a tener que llevarlo así, no hay dieta o gimnasia que pueda mejorarlo.
Por eso, sólo existe un accesorio de cabello que uso todo el tiempo. Huerto dice que es pasado de moda, pero no encontré con los años un reemplazo que esté a su altura. Tengo varias, de diversos colores, y las voy adecuando según la ocasión. Después de tantos años de uso, las bananas de plástico ya son parte de mi identidad.
Soy consciente de que hay hebillas modernas, invisibles sofisticados y pelucas que superan ampliamente mi calidad capilar. Pero tomarme el pelo con una banana no tiene precio, ni comparación. Queda todo acomodado en su lugar, no se caen los flecos ni esos pelitos rebeldes que nacen en la frente. No asfixia el cuero cabelludo, ni patina con el paso de las horas. Y, lejos de ser egoísta, deja lucir los aros u otros adornos que nos pongamos en las orejas.
Por eso, y por tantos beneficios más, me considero una gran defensora de la banana de plástico. Aunque mi hija insista en que ya debo guardarlas en el placard junto a los jeans tiro alto.


María Guadalupe
Virgen santísima. Por esa cadena de coincidencias poco gratas, el viernes fui a visitar a Mariana y mientras revolvía unos cajones buscando pilas para el control remoto encontró un cassete VHS. Eran de su fiesta de 15 años. A los cinco minutos el play nos condenaba a un pasado con polleras escocesas demasiados cortas, borcegos negros acordonados y camisas con volados. Yo, para seguir restando glamour, tenía el pelo batido con intento frustrado de jopo. En un momento me enfocaron de cerca y me pareció ver que tenía una cadenita con una cruz enorme colgando del cuello que se sacudía al ritmo del cucumelero. En ese momento me pregunté qué diablos veía yo en el espejo por aquellos tiempos. Y entendí las veces que mami gritaba: sacate eso que van a pensar que no tenés madre! Ay mi dios, cómo podía salir una así a la calle, tan feliz y tan espantosamente a la moda.


María Julia
Es así, la moda es una trampa siniestra en la que como muchas mujeres suelo caer. No hay argumento, lecturas o discusiones en tono feminista, que me hagan razonar a la hora de entrar en este mundo de consumo.
Sobre todo cuando en ésta hay muchos colores, lana en invierno y polleras cortas en verano, o cuando la moda trae consigo animal print, zapatos altos y medias negras.
En fin, debo admitir que tengo pasión por las actualizar mi guardarropas.
Pero lo peor que me pudo pasar como consumista es comprarme algo y que a las semanas pasara de moda.
Había comprado una bandolera fucsia en pleno invierno y me encantaba, no solo por que amo los colores fuertes; sino sobre todo porque era lo más de ese invierno.
Pero para mi desgracia, esperé demasiado en comprarla y en menos de tres semanas empezaron a aparecer en las vidrieras los bolsos llenos de flores, característicos de la primavera. Por lo menos me consuelo con el dicho que dice “todas las modas vuelven”.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Oooopsssss...debo se la abuela de María Albertina!!! cuando yo era chica, las galletitas se compraban sueltas en el almacén..el yogur en frasco de vidrio retornable, y mi mamá andaba con changuito. Yo a veces lo usé, pero nunca me gustó.
y como María Carolina, la que encuentra cosas en mi placard es mi hija, que me echa en cara siempre el no haber guardado mas cosas... " si desde los 10 sabias que ibas a tener una hija..como no guardaste todo?" (todo son zuecos, camperas.... asi y todo, me sacó un montón de cosas que de conservadora, mantuve desde mis 20..

me niego a atarme el pelo, a pesar de que cada vez que mi madre me ve, me dice todavía vos con esos pelos...!! cuando vas a crecer! y por suerte, en mi epoca de los 15 solo había fotos, ni noticias de los videos...
y por suerte no me pasa lo que a Maria Julia, soy tan de usar siempre el mismo tipo de ropa que nunca se me pasa de moda...salvo por las mangas anchas, cortas, largas, y esos detalles.

me encantó el post con naftalina!

Un beso

Anónimo dijo...

M. Albertina: llevar la bolsita, qué gronchada, jaja, y las galletitas dulces sueltas eran un manjar.
M. Carolina: Los vestidos bobos, si habré tenido miles, y hoy a la distancia los vemos como ridículos.
M. del Pilar: Entiendo tu pelo y lo positivo de las bananas, el mío todo lo opuesto, nada se ssotiene de tan lacio. Pero recuerdo en el colegio las amonestaciones si no te lo atabas, así que no quedaba otra que las colas tirantes y el flequillo agarrado con una mini hebilla.
Y los jeans de tiro alto, qué buenos.
M. Guadalupe: las madres de todas épocas siempre tuvieron ese dicho!
María Julia: A no preocuparse que las modas van y vuelven!

Chicas, ésto fue como revolver el arcón de los recuerdos en todo aspecto.

Besos para todas!

Lady Baires

M. Albertina dijo...

No llegué a probar las galletitas del tarro, pero de todos escuché el mismo comentario... que eran mucho más ricas!!!
Gracias por acompañarnos Lady y nosestamoshablando. Un beso.

La candorosa dijo...

Hay cosas que merecen ser guardadas, tal vez por el cariño que les tenemos y porqué no, por su utlilidad...

Mi niñez transcurrió en tiempo donde lo descartable no existía, y tal vez "cuidar" y "guardar" algunos elementos formaban parte de un hábito tradicional.
Lo que hoy sería una costumbre ecológica!!

Por el momento, lo que guardo y atesoro, son los bellos recuerdos!!

Besotessssssssss!!

Lady dijo...

Amo la ropa, los zapatos, los accesorios... víctima de la moda, pero de la moda clásica, la que siempre es elegante pero confieso que miro fotos de la adolescencia y me veo con cada modelito! No los conservo, solo las fotos.

Ordenar el ropero es absolutamente necesario para que no explote! (o al menos logre cerrarlo)

Besos a todas las Marías!

Otras Marías dijo...

Lady Baires, ¿ridículos? Yo tenía uno verde con enormes flores blancas... Uf!
Candorosa, yo sigo guardando, guardando, guardando. No sé si por estricta "utilidad", pero siempre me pasa por la cabeza la idea de que tal vez en algún momento vuelva a usarlo... Las modas vuelven, dicen. (Ana, tu hija tiene toda la razón del mundo... jajajaj)
Lady, como lo dije, mi ropero me lo exige en determinada etapa del mes. A gritos!... sobre todo cuando la puerta empieza a trabarse y no puede cerrarse, ja ja ja.

Otras Marías dijo...

Lady Baires, ¿ridículos? Yo tenía uno verde con enormes flores blancas... Uf!
Candorosa, yo sigo guardando, guardando, guardando. No sé si por estricta "utilidad", pero siempre me pasa por la cabeza la idea de que tal vez en algún momento vuelva a usarlo... Las modas vuelven, dicen. (Ana, tu hija tiene toda la razón del mundo... jajajaj)
Lady, como lo dije, mi ropero me lo exige en determinada etapa del mes. A gritos!... sobre todo cuando la puerta empieza a trabarse y no puede cerrarse, ja ja ja.
Besos a todas, María Carolina

Lilith dijo...

Me confieso amante de la moda y como tal atenta a sus caprichos...igualmente conservo de mis épocas de infancia las hebillas con cordones o el moñito con agua adentro! (lo último de lo último en aquel entonces!) por no nombrar los floripones (que en su combo con los bobitos era top top!), y la frutillita del postre las zapatillas con plataformas ..y de charol eh!!!!!!!!!! jaja!
Excelente post Marias!!! Me diverti mucho!

||descascarado dijo...

definitivamente no los usaria...pero le permitiria sin dudar a mis ojos que los lleven puestos durante unos instantes..!

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